hechos divertidos sobre Longyearbyen, la frontera ártica de Noruega

Bienvenido a Longyearbyen, la ciudad más septentrional del mundo, situada en el mágico archipiélago de Svalbard. Tejer bufandas de piel mientras admiras el baile de las auroras boreales es la realidad de sus habitantes. Con alrededor de 2,617 residentes de 59 nacionalidades, esta pequeña ciudad te maravillará con sus curiosidades en el corazón del Ártico. Aquí hay algunos datos divertidos que hacen de Longyearbyen un lugar único.

Un lugar donde está prohibido morir #

¡Sí, lo has leído bien! En Longyearbyen, está prohibido morir. ¿Por qué, preguntas? La respuesta es simple: debido a las temperaturas heladas y al suelo congelado, los cuerpos no se descomponen correctamente. Como resultado, las autoridades han tomado esta sorprendente decisión. Si alguien se encuentra en un estado crítico, se aconseja abandonar la ciudad antes de fallecer.

Calles sin nombre #

¡Prepárate para un desafío! En Longyearbyen, las calles no tienen nombres. Así que, cuando pidas direcciones, puede resultar complicado para aquellos que no conocen la zona. Las direcciones a menudo se determinan por la proximidad a ciertos puntos de referencia en lugar de por un nombre de calle. Esto hace que la ciudad sea aún más única, pero también más difícil de explorar sin un guía local.

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Gatos prohibidos #

En esta ciudad, un pequeño animal peludo no es bienvenido: el gato. Los residentes han prohibido estos compañeros de cuatro patas para no perturbar el frágil ecosistema del Ártico, especialmente a las aves y los roedores. Así que si eres un amante de los felinos, considera dejarlos en casa durante tu visita a Longyearbyen.

Una vida al ritmo de los osos polares #

Longyearbyen también es conocida por ser el patio de juegos de los osos polares. Dos veces al año, los habitantes participan en cursos de seguridad para evitar encuentros peligrosos con estos majestuosos carnívoros. Además, se recomienda no aventurarse sin un rifle tranquilizante o un guía armado, ya que estos depredadores no están allí para jugar.

Una ciudad que vive al ritmo del sol #

Longyearbyen experimenta fenómenos solares asombrosos, con meses en los que el sol nunca se oculta, y períodos en los que la noche dura semanas. Los habitantes se adaptan a estas fluctuaciones temporales, despertando a menudo en plena luminosidad para disfrutar cada momento, incluso en medio del invierno.

Los museos y la cultura local #

A pesar de su pequeño tamaño, Longyearbyen tiene varios museos fascinantes, como el museo de Svalbard, donde los visitantes pueden sumergirse en la historia de las exploraciones polares, la industria minera y la fauna local. Además, los eventos culturales, como conciertos y proyecciones de películas al aire libre, mantienen a los habitantes entusiasmados y les permiten reunirse en actividades enriquecedoras.

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Un clima y un entorno extremos #

El clima de Longyearbyen es extremadamente riguroso, con inviernos largos y temperaturas que pueden caer por debajo de -20 °C. Sin embargo, los residentes han aprendido a apreciar este entorno único. De hecho, comparten una pasión común: las actividades al aire libre como el esquí de fondo y las expediciones fotográficas para capturar la belleza de la naturaleza circundante.

Un crisol internacional #

Con su diversidad, Longyearbyen es el crisol del Ártico. Los residentes vienen de los cuatro rincones del globo para vivir una experiencia única. Esta mezcla aporta una variedad de culturas, cocinas y artesanías, ofreciendo a la ciudad un ambiente cosmopolita. Así, incluso en este lugar remoto, podrás degustar platos de todo el mundo mientras escapas de la rutina habitual.