Una espectacular erupción volcánica acaba de sacudir Costa Rica, lanzando un penacho de cenizas de 4500 metros al aire y afectando duramente al sector turístico. En plena temporada seca, cuando los visitantes usualmente afluye, el volcán Poás se ha convertido en un verdadero perturbador, forzando el cierre de uno de los parques nacionales más populares y sembrando el pánico entre los profesionales del turismo.
El volcán Poás, una de las maravillas naturales más famosas de Costa Rica, se ha transformado en una verdadera estrella de Hollywood desde su espectacular despertar en marzo, culminando con una erupción explosiva que lanzó un penacho de cenizas hasta 4500 metros de altura el 22 de abril. Las medidas de emergencia tomadas por las autoridades, con el cierre del parque nacional y las alertas en la región, perturban no solo la seguridad local sino que impactan severamente la temporada turística en un momento en que el país atraviesa su período más favorecido por los viajeros. Un vistazo a este fenómeno que está afectando al sector turístico de Costa Rica.
Una erupción en la cima del Poás: cenizas hasta el cielo #
Desde el 23 de marzo, el volcán Poás, situado a unos cuarenta kilómetros de San José, ha estado resonando con rugidos y truenos, recordando que a veces la Tierra le gusta jugar a ser un disruptor. Si al principio, la agitación del volcán fascinaba a los geólogos y excitaba a los amantes de las emociones fuertes, la situación se tornó seria rápidamente el 22 de abril con una erupción de una violencia inusual. El cráter se transformó en una gigantesca chimenea, escurriendo una densa nube de cenizas a más de 4500 metros de altitud, visible a kilómetros a la redonda.
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Aumentados riesgos para la salud y la seguridad #
Ante la intensidad del evento y el penacho de cenizas dispersándose en la atmósfera, las autoridades costarricenses no dudaron. El Parque Nacional Volcán Poás, ya cerrado desde el 28 de marzo, ha sido puesto en alerta roja. El distrito vecino de Toro Amarillo pasa a naranja, cada uno apretando los dientes ante la amenaza de gases tóxicos y visibilidad casi nula. No se trata solo de polvo que limpiar: el aire cargado de partículas impone a la población y a los pocos turistas en el lugar normas estrictas. ¿Las recomendaciones? Usar mascarilla, bufanda, cerrar herméticamente puertas y ventanas, y abstenerse de explorar los flancos del coloso bajo pena de un bronceado de cenizas.
La naturaleza se impone, el turismo se detiene
El Costa Rica atrae cada año a miles de visitantes, ansiosos por paisajes volcánicos, parques nacionales exuberantes y playas paradisíacas. Pero este año, la temporada seca, generalmente sinónimo de alegría turística, ha sido sinónimo de frustración y estancias acortadas. Los guías locales, los hoteles familiares, los alquileres de 4×4 y otros comerciantes de buenos recuerdos observan con inquietud el humo que se eleva. No es la primera vez que la furia del Poás irrumpe en su vida cotidiana: la última gran erupción en 2017 ya había dejado secuelas dolorosas con más de un año de cierre del sitio y millones de dólares perdidos.
Consecuencias económicas bajo alta tensión #
Cuando el volcán tose, ¡son sobre todo las carteras las que estornudan! El sector turístico local, pilar económico de Costa Rica, se encuentra de nuevo sufriendo. Restaurantes, guías de naturaleza, pequeños alojamientos y artesanos pagan el precio alto de esta naturaleza indomable. Los expertos temen que el cierre prolongado de la zona, combinado con la incertidumbre sobre nuevas erupciones, haga que los actores del turismo caigan en una crisis comparable a la de 2017. El efecto dominó es real: menos visitantes, menos ingresos y una temporada seca que, en lugar de ser soleada, se torna en la grisura de las pérdidas financieras.
Recomendaciones estrictas para residentes y viajeros #
¡Imposible jugar a ser aventurero o esperar contemplar tranquilamente el cráter burbujeante! El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia, a través de France Diplomatie, ha publicado un aviso sin rodeos: mascarillas, puertas y ventanas selladas, y absoluta prohibición de cualquier salida no necesaria. ¿La idea? No arriesgarse a inhalar los gases tóxicos o terminar cubierto de cenizas, por muy ‘instagramable’ que pueda ser una foto de ti frente a un volcán desatado. Los guías turísticos se ven obligados a reescribir sus itinerarios, y algunos curiosos ya consideran otros destinos volcánicos, un poco menos agitados… ¿Por qué no considerar un viaje familiar a Islandia o una caminata en la cima del Etna en Sicilia? Los volcanes están en todas partes, pero no todos aún han volteado su cráter contra los turistas.
Entre misterio, cenizas y playas insólitas: la llamada de los destinos volcánicos
Para los viajeros hambrientos de volcanes pero siempre en busca de emociones fuertes, existen otros lugares donde la naturaleza ha dejado hablar su fuego sagrado sin desordenar todo el país. Por ejemplo, descubre una fascinante historia de un lago francés misterioso y su erupción o disfruta de un día de relax en una playa de arena negra francesa, muy lejos de las nubes de cenizas tropicales…
Cuando la tierra tiembla, el turismo tambalea #
Esta nueva crisis volcánica recuerda que la evasión a veces rima con lo imprevisto. Si la actualidad del Poás momentáneamente calma las ganas de Centroamérica, hay mil y una maneras de explorar joyas naturales sin arriesgarse a ensuciar sus maletas. ¿Por qué no intentar descubrir Santorini de otra manera, sin multitudes ni gastos exorbitantes? Cada uno tiene su aventura, mientras espera que el fiel volcán costarricense finalmente vuelva a dormir y que la región comience a atraer a los amantes de los grandes espacios… sin penachos inesperados.