EN RESUMEN
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Embarque en un viaje extraordinario a bordo del Seven Stars, el tren más lujoso de Japón, donde lujo, serenidad y bienestar se entrelazan para ofrecer una experiencia inigualable. Durante dos días y una noche, la isla de Kyushu se revela en una atmósfera íntima, marcada por la lenteza deliberada del convoy y el refinamiento de cada detalle. Verdadera pausa excepcional reservada para unos pocos privilegiados, el Seven Stars hace mucho más que llevar a sus pasajeros de un destino a otro: invita a un viaje contemplativo en el corazón de la cultura japonesa y sus paisajes deslumbrantes.
Un tren excepcional para una experiencia rara
El Seven Stars se destaca en el paisaje ferroviario nipón, donde predominan la velocidad y la eficiencia con el célebre Shinkansen. Aquí, la prioridad se da a la calidad del tiempo, no a su rapidez, invitando a los viajeros a saborear cada instante de un trayecto que se quiere tan valioso como raro. El convoy no alberga más de veinte pasajeros por viaje, garantizando así intimidad y tranquilidad lejos de las multitudes. Este tren elitista ofrece recorridos cuidadosamente seleccionados, partiendo de la estación de Hakata en Fukuoka y atravesando la isla de Kyushu, entre montañas, campos de arroz y fuentes termales naturales.
La cumbre del refinamiento japonés
Dentro del Seven Stars, cada detalle celebra la artesanía japonesa. Las maderas nobles se mezclan con los acabados en cobre pulido, creando una atmósfera cálida y acogedora. Las cabinas, espaciosas y decoradas con buen gusto, recuerdan a los más elegantes ryokans, esas posadas tradicionales de Japón. Los salones comunes fomentan el encuentro y la contemplación, mientras que las ventanas panorámicas se abren a paisajes cambiantes y espectaculares de la campiña japonesa. Este refinamiento discreto confiere al viaje una sensación casi irreal, comparable a una noche excepcional en la cima del mundo, como podría ofrecer una experiencia similar a la de una noche en la cumbre del Pic du Midi (ver este fascinante relato).
Inmersión en la naturaleza y cultura de Kyushu
Este tren no se contenta con un lujo superficial. Ofrece una inmersión profunda en la cultura local, desde las paradas cuidadosamente orquestadas hasta los platos degustados a bordo, preparados con ingredientes regionales excepcionales. Así, cada parada se convierte en la oportunidad de conocer artesanos, explorar aldeas o disfrutar de aguas termales, para una experiencia que dialoga con la historia y la tradición japonesa. Esta atención al detalle y a la autenticidad recuerda la profundidad de otros viajes de descubrimiento cultural, como regresar a la acogedora ciudad de Praga (aquí).
Un privilegio reservado para viajeros excepcionales
Acceder al Seven Stars sigue siendo un privilegio, no solo por su alto costo –el viaje básico comienza en varios miles de euros por persona–, sino también porque el tren solo realiza unos pocos trayectos por semana. Desde su inauguración en 2013, fascina a una clientela internacional en busca de refinamiento y experiencias exclusivas. Cada uno de sus viajes es un evento, a veces tan codiciado como una estancia en un destino mítico o la participación en una experiencia única como un festival de Cannes reinterpretado en París (descubre cómo).
Un elogio de la lentitud y la contemplación
A diferencia de la mayoría de los trayectos ferroviarios donde la carrera prima sobre el paisaje, el Seven Stars invita a frenar el paso y vivir el momento presente. Los paisajes de Kyushu desfilan no como un fondo borroso, sino como un libro abierto sobre las montañas escarpadas, los bosques ancestrales y los pueblos preservados. Esta invitación a la contemplación evoca la tranquilidad que buscan los amantes de escapadas inolvidables, a la manera de una estancia en las montañas de Mallorca (más información aquí).
El bienestar a bordo: una serenidad única
El bienestar también está en el corazón de la experiencia Seven Stars. Lejos del tumulto urbano, el ritmo apaciguador del tren, el servicio atento del personal, la calidad impecable de la restauración a bordo y los espacios comunes dedicados a la relajación crean una atmósfera donde cada detalle está diseñado para el confort absoluto de los viajeros. Esta rara alianza de serenidad, intimidad y belleza natural convierte cada trayecto en un paréntesis encantado, al igual que las estancias de evasión que, cada verano, dejan recuerdos imborrables en otros escenarios únicos (ver también).