Corea del Sur es un sueño, pero los hábitos cambian: durante mucho tiempo considerada como el paso obligado, Seúl comienza a cansar a algunos de los visitantes que vienen de Francia. Los rascacielos, la energía desbordante y la modernidad de la capital ceden poco a poco el lugar al encanto de otros destinos coreanos, más sorprendentes y refrescantes. Develamos este nuevo viento que sopla sobre los viajes a Corea.
Seúl, que durante mucho tiempo ha sido considerada la puerta de entrada imprescindible a Corea del Sur, parece perder su esplendor ante los viajeros franceses. Mientras el país batía récords de afluencia en 2024, se dibuja una tendencia: los turistas franceses buscan nuevas alternativas, dejando de lado la vibrante capital para explorar horizontes diferentes como Busan o pueblos tradicionales. ¿Qué explica este nuevo viento, por lo demás? Una inmersión en las razones detrás de este creciente desinterés por Seúl.
Una saturación urbana que cansa
Si Seúl impresiona por su modernidad y la efervescencia de sus barrios, este dinamismo puede acabar siendo abrumador. Entre los atascos endémicos, la multitud permanente, los neones y el ritmo frenético de vida, la capital surcoreana ya no es sinónimo sistemático de desconexión relajante. Muchos turistas franceses —en busca de pausas auténticas— prefieren hoy aventurarse más allá de las torres de vidrio y las compras de alta tecnología, soñando con aires más suaves.
Un aire de déjà-vu para los viajeros experimentados
El efecto descubrimiento se desvanece: para aquellos que ya han pisado la trepidante megápolis, surge el deseo de explorar una Corea del Sur más profunda. El bombo en torno a la visita al pueblo hanok de Jeonju, elogiado por el 85% de los viajeros según un estudio reciente, lo demuestra. El interés se desplaza hacia experiencias inmersivas y culturales que no se encuentran necesariamente en Seúl —o al menos no al alcance de la mano en la capital.
La competencia costera de Busan y la búsqueda del turismo lento
Es indiscutible: Busan roba el protagonismo con su clima oceánico, sus playas salvajes como Haeundae y esa atmósfera relajada que no se encuentra en Seúl. Casi tres millones de visitantes la han elegido —¡un récord casi histórico! Fuera la agitación urbana, llega la brisa marina, el concierto de olas y la luz estival, todas ventajas que seducen a los franceses ávidos de turismo lento y de descanso al sol. Además, el gran Festival del Mar atrae en julio a una multitud entusiasta dispuesta a festejar bajo el sol coreano. ¡Eso cambia en la capital!
Experiencias más accesibles y auténticas
El desarrollo de actividades fuera de Seúl contribuye a esta transformación. Paseos por el Blueline Park en Busan, tren costero de otro tiempo, parques temáticos espectaculares o mercados tradicionales en otras partes del país, el abanico de descubrimientos se amplía a gran velocidad. Y para los gourmets, la aventura también pasa por el sabor: el mercado de Gwangjang, elegido como el lugar gastronómico número uno, no debe ser pasado por alto, pero el deseo de degustar especialidades regionales empuja a los visitantes a salir de los caminos trillados.
¿Seúl, víctima de su propio éxito?
Paradójicamente, el enorme flujo de turistas en Seúl ha generado efectos perversos: aumento de precios, dificultad para encontrar alojamiento adecuado, y a veces, la sensación de estar ahogado en un flujo de visitantes. Este fenómeno, ya observado en otras grandes ciudades turísticas donde la hotelería lucha por mantenerse al día, como el falta de alojamiento observada en Besançon, refleja un crecimiento turístico que debe ser mejor gestionado para no erosionar el atractivo inicial del destino.
Un entusiasmo asiático general, pero destinos de moda
La fiebre asiática no disminuye. El retorno en fuerza de Asia en los viajeros franceses dirige su atención hacia los nuevos destinos de moda o las buenas ofertas fuera de los circuitos tradicionales. Las aerolíneas multiplican los vuelos directos, la afluencia de los aeropuertos explota, como confirman las últimas tendencias aeroportuarias. Esto alienta las escapadas lejos de Seúl, favoreciendo el descubrimiento del resto del país!