EN RESUMEN
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La capital checa, Praga, desafía las expectativas tradicionales del turismo al prohibir las giras nocturnas en los bares, un esfuerzo por atraer visitantes más selectivos y preocupados por descubrir la riqueza cultural de la ciudad. Al centrarse en una experiencia de viaje más sobria y enriquecedora, Praga aspira a redefinir su imagen y distanciarse de los excesos del turismo masivo.
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Una iniciativa para un turismo informado #
El consejo municipal de Praga ha tomado una decisión audaz al prohibir las giras organizadas en los bares de la ciudad. Esta medida, adoptada el 14 de octubre, forma parte de un deseo de deshacerse del atractivo de los fiesteros en favor de turistas más conocedores. Según Jiri Pospisil, concejal municipal, Praga busca visitantes « más cultos, más ricos » que deseen participar en actividades culturales en lugar de emborracharse durante las fiestas.
Respuesta a un turismo invasivo #
Frente a los desafíos del turismo masivo, donde el volumen de visitantes perjudica la calidad de vida de los habitantes, Praga adopta un enfoque proactivo. Las giras nocturnas, principalmente populares entre una clientela extranjera, especialmente británica, han sido consideradas perturbadoras para la población local. Las encuestas muestran que estos eventos generan molestias, lo que lleva a las municipalidades a actuar para preservar el encanto de la ciudad y la tranquilidad de sus barrios.
Horizontes culturales #
Esta orientación hacia un turismo más refinado no se limita a una simple prohibición. Praga está, de hecho, desarrollando iniciativas destinadas a promover su riqueza cultural. Muchos museos, galerías y teatros, a menudo discretos, esperan ser descubiertos por aficionados al arte y la historia. La ciudad ofrece una gama de actividades que van desde visitas guiadas a monumentos históricos hasta espectáculos de teatro contemporáneo, creando una atmósfera propicia para el aprendizaje y el intercambio cultural.
Una elección ética para los visitantes #
El mensaje también es claro: Praga desea atraer turistas preocupados por su impacto ambiental y social. Al privilegiar experiencias de sobriedad en lugar de noches borrachas, la municipalidad espera forjar un nuevo vínculo con sus visitantes, basado en el respeto por la cultura local y los residentes. Esta estrategia invita a los turistas a participar en actividades locales, degustar platos tradicionales y sumergirse en el legado de la ciudad.
El apoyo de los actores locales #
Los profesionales del sector, en particular la asociación local de hoteles y restaurantes, ven con buenos ojos esta iniciativa. Según Vaclav Starek, director de la asociación, aunque los bares siguen abiertos a los visitantes, las giras organizadas ya no son necesarias. Esto permite diversificar la oferta y mejorar la experiencia de otros turistas así como la de los habitantes.
Praga frente a la reputación de la cerveza #
Reconocida por su producción de cerveza, la República Checa suele asociarse con noches alocadas. Según estadísticas, un checo consume, en promedio, 128 litros de cerveza al año. Sin embargo, la ciudad aspira a desmarcarse de esta imagen, al destacar la cultura en lugar de la borrachera. Con bares que ofrecen cerveza local a precios accesibles, Praga busca equilibrar su atractivo ofreciendo noches que no estén centradas exclusivamente en el alcohol.
Conclusión: Una nueva identidad turística #
Praga se reinventa para convertirse en un destino donde la cultura y la sobriedad van de la mano. A través de este esfuerzo, la ciudad espera atraer un turismo de calidad que sepa apreciar la autenticidad de su patrimonio mientras respeta la vida local. Esta transformación abre nuevas perspectivas tanto para los visitantes como para los praguenses, haciendo de Praga mucho más que una simple ciudad de fiesta.