Mobilizaciones ciudadanas en las Islas Canarias contra la plaga del sobre-turismo

EN RESUMEN

  • Manifestaciones masivas en las Islas Canarias para denunciar el surturismo.
  • Slogans como «Las Canarias no están en venta» y «respeta el lugar donde vivo«.
  • Entre 26,000 y 31,000 personas han desfilado para reclamar un cambio.
  • Demandas por cuotas turísticas y una acogida moderada de visitantes.
  • Impacto del turismo masivo en la vida de los residentes, con testimonios conmovedores.
  • Segunda gran manifestación del año después de la del 20 de abril.
  • Epicentros de las marchas: Tenerife y Gran Canaria.

Las Islas Canarias, archipiélago apreciado por sus paisajes encantadores y su clima agradable, enfrentan un fenómeno alarmante: el surturismo. Miles de ciudadanos se han movilizado recientemente para denunciar los impactos negativos de este exceso de visitantes, llevando a cabo manifestaciones a través de las islas. Estas movilizaciones buscan concienciar a las autoridades y a la población sobre los problemas que genera el turismo masivo y reclamar soluciones sostenibles para preservar el medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes.

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Un llamado a la acción colectiva #

El domingo pasado, miles de personas desfilaron bajo la bandera «Canarias tiene un límite«, lo que significa que las Canarias tienen un límite. Estos movimientos masivos, organizados en varias ciudades, ilustran la urgencia de una toma de conciencia colectiva ante las consecuencias del turismo masivo, que las autoridades luchan por controlar. Los manifestantes, provenientes de diferentes capas de la sociedad canaria, expresan un profundo descontento ante la situación actual y exigen la adopción de medidas concretas.

Las consecuencias del surturismo en la vida ciudadana #

Los residentes de las Islas Canarias están cada vez más preocupados por el impacto del turismo masivo en su vida diaria. Señalan que el constante flujo de turistas amenaza no solo su modo de vida, sino también la integridad de su comunidad. Los testimonios revelan situaciones preocupantes, donde algunos habitantes, ante el aumento de los precios de la vivienda, se ven obligados a vivir en condiciones precarias, llegando a dormir en coches o en cuevas.

Una habitante se indigna: «No es normal que nosotros, los canarios, tengamos que abandonar nuestra tierra para poder vivir cómodamente.» Este tipo de declaración pone de manifiesto el dilema ético y económico al que la población se enfrenta, mientras más y más viviendas se transforman en alquileres turísticos en detrimento de las residencias principales. Otra ciudadana lamenta: «Nos ignoran, como si no existiéramos«, subrayando la sensación de abandono que sienten muchos residentes.

Un movimiento que toma fuerza #

Esta reciente manifestación no es un evento aislado. De hecho, representa la segunda gran movilización del año, después de la del 20 de abril. Las concentraciones de este fin de semana tuvieron lugar en lugares neurálgicos del sector turístico, como Tenerife y Gran Canaria, en particular en Playa de las Américas y Maspalomas. Con aproximadamente 6,500 personas presentes en Playa de las Américas, está claro que la ira de los ciudadanos sigue en aumento.

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Lemas impactantes como «Las Canarias no están en venta» y «Respeta el lugar donde vivo» resuenan a través de las ciudades, haciendo eco de las preocupaciones de los locales ante la creciente mercantilización de su territorio. En 2023, el archipiélago atrajo a 14,1 millones de visitantes, lo que plantea preguntas legítimas sobre la sostenibilidad de este modelo turístico.

Responder a la necesidad de cuotas turísticas #

Los manifestantes exigen cuotas turísticas, una medida que a menudo se menciona en los debates sobre el surturismo pero que hasta ahora se ha aplicado poco. Piden un cambio radical en la forma en que se reciben a los visitantes, destacando los principios del turismo sostenible que respeten tanto el medio ambiente como la cultura local. La idea no es restringir completamente el acceso a las islas, sino gestionar este aflujo de manera más responsable, en beneficio de los habitantes y la preservación de la naturaleza.

Esta dinámica de movilización ciudadana plantea una profunda reflexión sobre el futuro de las Islas Canarias y el modelo de desarrollo que se debe adoptar. La sociedad civil, ahora comprometida en esta lucha, hace oír su voz y clama por un cambio indispensable para un futuro armonioso, donde el respeto por el medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes prevalezcan sobre la mera rentabilidad económica. Las movilizaciones en Canarias se inscriben, por tanto, en una tendencia mundial de sensibilización ante los desafíos planteados por el cambio climático y sus impactos en el turismo.

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