Los tesoros de Japón se extienden mucho más allá de los circuitos turísticos clásicos. Cuatro pueblos encantadores esperan su exploración, donde la autenticidad y la serenidad se combinan a la perfección. Aléjese de los senderos trillados y aprecie los paisajes pintorescos y el patrimonio cultural preservado de cada destino.
La pequeña ciudad de Takayama, apodada la Kyoto de los Alpes, encarna la esencia misma del Japón antiguo y tradicional. Ine, un pueblo de pescadores, evoca una tranquilidad reconfortante con su arquitectura emblemática y su ambiente bucólico. El valle de Kiso, impregnado de historia, ofrece un viaje en el tiempo a través de paisajes encantadores. Finalmente, Ainokura, clasificado como patrimonio mundial de la UNESCO, fascina por sus casas ancestrales de innegable encanto.
Déjese cautivar por estas joyas ocultas, que encarnan el alma de Japón.
Resumen exprés
Takayama: encantadora ciudad de los Alpes japoneses, preservando un patrimonio auténtico.
Ine: tranquilo pueblo de pescadores con casas de madera sobre pilotes.
Valle de Kiso: camino histórico que conecta Kyoto con Edo, salpicado de pueblos tradicionales.
Ainokura: sitio declarado patrimonio mundial, conocido por su arquitectura gassho-zukuri.
Takayama, prefectura de Gifu #
Takayama, reconocida como la pequeña Kyoto de los Alpes japoneses, alberga un patrimonio arquitectónico notable. Este refugio de paz resuena con una historia rica, habiendo sido en su día un centro comercial próspero. Sus calles empedradas transportan a los visitantes a la época de Edo, donde cada edificio de madera exhibe un encanto auténtico.
Sanmachi Suji, el emblemático barrio histórico, invita a pasear entre tiendas de recuerdos y cervecerías de sake. Las especialidades culinarias, incluido el carne de Hida, seducen el paladar de los gourmets. El museo al aire libre Hida no Sato revela una treintena de casas antiguas, testimonio de la vida cotidiana de los montañeses japoneses.
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Si una estancia se extiende hasta abril o octubre, el festival de Takayama deslumbrará con sus carrozas finamente ornamentadas, ilustrando la artesanía local. Este espectáculo viviente de marionetas mecánicas fascina y deleita a los espectadores.
Ine, prefectura de Kioto #
El pueblo de pescadores de Ine, ubicado al norte de Kioto, ofrece una atmósfera serena, propicia para la evasión. Sus casas de madera, ingeniosamente construidas sobre pilotes, simbolizan un modo de vida en armonía con el mar. Este paisaje pintoresco se revela al ritmo de los paseos.
La bahía de Ine se presenta como un escenario extraordinario para un paseo en barco. Una vista panorámica de las colinas y las encantadoras viviendas ofrece un verdadero cuadro viviente. El parque Funaya no Sato, ubicado en las alturas, proporciona una vista inmejorable de esta bahía idílica, albergando algunos restaurantes donde degustar el famoso sake.
El valle de Kiso, prefectura de Nagano #
Es en el corazón del valle de Kiso donde se descubre una historia impregnada de tradiciones. Este antiguo camino de peregrinación, denominado Nakasendo, conectaba las ciudades de Kyoto y Edo, destacando la importancia de las posadas denominadas juku. Las visitas a Magome y Tsumago son imprescindibles por su arquitectura tradicional y su autenticidad preservada.
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El sendero, de 8 kilómetros de longitud, atraviesa un bosque exuberante, uniendo estos dos encantadores pueblos. Los pequeños arroyos y las áreas de descanso ofrecen momentos privilegiados para contemplar la naturaleza. El castillo de Komoro, con sus ruinas pintorescas, se disfruta al ser explorado, rodeado de los brillantes arces en otoño.
Ainokura, prefectura de Toyama #
Ainokura, enclavado en las montañas de Gokayama, atrae por su arquitectura única, reconocida por la UNESCO. Las casas «gassho-zukuri», caracterizadas por sus techos inclinados de paja, son testimonio de un saber hacer ancestral. Cada casa encierra tesoros de cultura local, representando la armonía entre el hombre y su entorno.
Las visitas a interiores transformados en museos o en ryokans ilustran la historia de la producción de seda en la región. Los cantos folclóricos y espectáculos de danzas tradicionales, organizados para los visitantes, sumergen en el corazón de las auténticas tradiciones japonesas. Un viaje a Ainokura promete momentos inolvidables, tanto por su belleza como por su tranquilidad.