Marseille y París se unen contra la proliferación de los alojamientos turísticos

EN RESUMEN

  • París impone multas que pueden alcanzar los 100,000 euros por los alquileres ilegales.
  • Reducción de la duración máxima de alquiler a 90 noches por año a partir de 2025.
  • El 80% de las solicitudes de alquileres vacacionales en París son rechazadas.
  • Marseille obliga a los arrendadores a adquirir otra propiedad para ofrecer alquileres anuales.
  • El 80% de las solicitudes de alojamientos turísticos también son rechazadas en Marseille.
  • Las dos ciudades luchan contra el surturismo y la crisis de vivienda.

A través de Francia, Marseille y París muestran el camino en la lucha contra la proliferación de alojamientos turísticos. Mientras que estas emblemáticas metrópolis atraen a millones de visitantes cada año, las municipalidades buscan regular este fenómeno, que se ha convertido en fuente de tensión entre turistas y residentes. Entre multas disuasorias y nuevas exigencias para los propietarios, estas dos ciudades intentan preservar su identidad y responder a los desafíos planteados por el surturismo. Sumergiéndonos en el corazón de los desafíos que están dando forma al futuro del alojamiento turístico en Francia.

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En un contexto donde la demanda de alquileres vacacionales explota, las ciudades de Marseille y París están tomando medidas firmes para frenar la proliferación de alojamientos turísticos. Esta iniciativa busca proteger el patrimonio urbano y responder a los problemas de vivienda para los habitantes. Al adoptar enfoques diferentes, estas dos metrópolis francesas muestran, sin embargo, una voluntad común de regular este sector en plena expansión.

París: una regulación severa #

La capital francesa, en busca de equidad y sostenibilidad, se convierte en un ejemplo a seguir en cuanto al control de los alojamientos turísticos. El Ayuntamiento de París ha anunciado recientemente multas de hasta 100,000 euros para los propietarios que no cumplan con las normas impuestas. La ciudad se basa en una ley nacional que busca limitar el número de noches de alquiler permitidas a 90 por año a partir de enero de 2025 para las residencias principales. Actualmente, el límite está fijado en 120 días.

Esta decisión se inscribe en la voluntad de preservar la capital de la sobrefrecuencia, en respuesta a una demanda creciente y a una oferta de viviendas en clara disminución. París cuenta con casi 100,000 alojamientos turísticos, de los cuales una parte significativa no está declarada. Esta situación plantea desafíos tanto para los habitantes como para los visitantes, ya que perjudica la dinámica misma de los barrios parisinos.

Marseille: una estrategia innovadora #

En Marseille, la municipalidad adopta un método más original para enfrentar el mismo problema. En lugar de imponer restricciones estrictas, la ciudad incita a los propietarios de alojamientos turísticos a comprar una propiedad para alquilarla durante todo el año. Esto permitiría no solo aumentar la oferta de viviendas permanentes en la aglomeración marsellesa, sino también fomentar una cierta forma de responsabilidad social entre los arrendadores.

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El Ayuntamiento de Marseille ya rechaza el 80% de las solicitudes de estatus de «alquiler vacacional» para asegurarse de que las viviendas estén ocupadas de manera estable. Además de esta política incentivadora, la ciudad desea establecer reglas claras para los futuros actores del mercado, preservando así la autenticidad de los barrios mientras responde a los problemas de vivienda.

Los beneficios de una regulación conjunta #

Al unirse contra la proliferación de alojamientos turísticos, Marseille y París muestran que una regulación reflexiva puede aliviar la presión sobre el mercado inmobiliario mientras favorece un desarrollo sostenible y armonioso de las ciudades. Esta iniciativa permite repensar el uso del espacio urbano para poder responder mejor a las necesidades de los residentes sin reducir el potencial de acogida turística.

El hecho de que cada ciudad adopte un enfoque único demuestra que no existe una solución universal al problema de los alojamientos turísticos. Es imperativo que cada metrópoli examine sus propios desafíos, mientras aprende de las mejores prácticas de sus vecinas. Al unir sus esfuerzos, Marseille y París abren el camino a un modelo de turismo responsable, mientras garantizan la calidad de vida de sus habitantes.

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