L’origen fascinante del apodo de Nueva York: ¿Por qué la llamamos la Gran Manzana?

EN RESUMEN

  • Apodo de Nueva York: la Gran Manzana.
  • origen potencial: un término del mundo hípico.
  • el periodista John Fitz Gerald populariza el término en los años 1920.
  • asociación con las carreras de caballos y los premios.
  • influencia del jazz en los años 1930-1940.
  • campaña publicitaria de los años 1970 realza la imagen de Nueva York.
  • otros apodos de la ciudad: Gotham, La Ciudad Que Nunca Duerme, La Ciudad del Imperio.

En el universo de las grandes ciudades, Nueva York se distingue no sólo por su ambiente único y su diversidad cultural, sino también por su evocador apodo: la Gran Manzana. Este término, a la vez poético y misterioso, suscita numerosas interrogantes. ¿De dónde proviene esta intrigante denominación? Entre las carreras de caballos de la época y la efervescencia del jazz, exploremos juntos el fascinante origen de uno de los apodos más emblemáticos de la ciudad que nunca duerme.

El apodo de Nueva York, la Gran Manzana, evoca a la vez imágenes vibrantes de esta metrópoli dinámica y una historia compleja. Pero, ¿por qué este título singular? Los orígenes de esta denominación están anclados en el mundo de las carreras hipicas, la cultura del jazz y esfuerzos de marketing audaces. Adentrémonos en esta cautivadora historia.

De las carreras de caballos a la celebridad

Para entender el origen del apodo Gran Manzana, hay que remontarse a los años 1920. En esa época, un periodista deportivo, John Fitz Gerald, comenzó a usar este término en sus crónicas sobre las carreras de caballos en Nueva York. La ciudad era entonces conocida por sus numerosos hipódromos, ofreciendo grandes premios a los jinetes victoriosos. Fitzgerald así adoptó el término “Gran Manzana” para designar los premios, asimilando a Nueva York con una gran recompensa en el circuito de las carreras.

Esta expresión, inicialmente confinada al mundo de las carreras, se fue extendiendo poco a poco, atrayendo la atención de los aficionados a los caballos y los apasionados del deporte. La metáfora de la manzana, significando un premio valioso, comenzó a resonar en la imaginación colectiva de los neoyorquinos.

Una segunda vida en el mundo del jazz

En los años 1930, el argot del jazz también contribuyó a formar la identidad de la ciudad. Los músicos de jazz consideraban a Nueva York como la cúspide de sus carreras, una verdadera consagración. Utilizaban el término “manzana” para calificar una oportunidad de actuar, convirtiendo a Nueva York en la Gran Manzana para todos los artistas que buscaban brillar en la escena musical. Tocar en los clubes de Harlem o de Broadway se percibía como un verdadero logro.

La fusión del mundo de las carreras y del jazz le dio a la ciudad un aura particular, haciendo que el apodo fuera tanto representativo de su dinamismo como de su riqueza cultural.

Una resurrección por el marketing

Durante los años 1970, Nueva York atravesó un período difícil, marcado por una crisis económica y un aumento en la criminalidad. Para realzar su imagen, la Oficina de Turismo de Nueva York lanzó una gran campaña publicitaria, explotando el término Gran Manzana para atraer a los turistas. El eslogan “Amo la Gran Manzana” se volvió emblemático, acompañado de productos derivados como camisetas y tazas.

Esta iniciativa tuvo un impacto decisivo, transformando el apodo en un verdadero símbolo de identidad para la ciudad, devolviéndole vida y popularidad a escala internacional.

Otros apodos de Nueva York

Aunque Gran Manzana es el apodo más conocido, Nueva York tiene otros nombres igualmente fascinantes. Algunos la llaman Gotham, una referencia a la ciudad ficticia de Batman, mientras que La Ciudad Que Nunca Duerme subraya su actividad incesante. Otros apodos incluyen La Ciudad del Imperio, acentuando su estatus de metrópoli dominante.

Cada apodo refleja una faceta de la vida urbana en Nueva York, enriqueciendo aún más su única mitología.

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