Las joyas de la Costa Bermeja
Comienza tu viaje en Collioure, un pequeño pueblo que parece sacado de una postal. Este antiguo pueblo de pescadores es famoso por su luz brillante y sus colores vibrantes, que han inspirado a muchos artistas como Matisse y Derain. Pasee por sus calles estrechas, descubra fachadas coloridas y déjese seducir por las pequeñas tiendas de artesanía.
No deje de visitar el castillo real y la iglesia de Notre-Dame-des-Anges, joyas arquitectónicas con una vista impresionante del Mediterráneo. El mercado local, vibrante y colorido, ofrece la oportunidad de degustar especialidades catalanas, incluidas las famosas anchoas.
Entre la tierra y el mar
Recorriendo el sendero costero descubrirás una naturaleza sorprendente que oscila entre el mar y la montaña. Los viñedos en terrazas compiten por el espacio con calas secretas a las que sólo se puede acceder a pie o en barco. Es el lugar ideal para una escapada de relax o un picnic con el azul intenso del Mediterráneo como telón de fondo.
Los amantes del senderismo quedarán encantados con los numerosos senderos que ofrecen espectaculares vistas de la costa rocosa y del mar. La torre Madeloc, antiguo mirador, ofrece una vista de 360 grados de la región y es accesible después de un estimulante paseo.
El cruce de sabores
En Collioure, la cocina es una inteligente mezcla de tradiciones catalanas y toques modernos. En el restaurante «Le 5e Péché», el chef Masashi Iijima ofrece una fusión innovadora entre productos locales y técnicas japonesas. Prueba la sorprendente pero deliciosa combinación de cordero del Rosellón con sake o yuzu.
El vino también es protagonista en las denominaciones de origen Collioure y Banyuls, cuyos viñedos se sumergen directamente en el mar. Una degustación en las bodegas locales es un paso imprescindible para comprender y apreciar la riqueza de los terruños de la Côte Vermeille.
Influencia artística
La luz única de la costa ha atraído e inspirado a artistas de renombre. En Port-Vendres, descubra el trabajo de Max Rovira y su hija Pitu, que utilizan colores vivos para capturar la energía y la emoción del mar y la montaña. Sus obras de pop art y art brut son visibles en un antiguo almacén de cereales transformado en taller.
El camino continúa hacia Banyuls-sur-Mer, donde se puede visitar el museo dedicado a Aristide Maillol, escultor y artista local. Sus obras están impregnadas de calma y serenidad, como los paisajes que lo rodeaban.
Rumbo a la Costa Brava
Cruza la frontera con España y descubre la Costa Brava. Cadaqués, otra perla de la costa, te espera con sus casas blancas y guijarros azulados. Es aquí donde Salvador Dalí encontró su remanso de paz. Una visita a su casa museo en Portlligat ofrece una visión fascinante de su mundo artístico y personal.
Más al sur, el Cap de Creus ofrece paisajes lunares que contrastan con el azul esmeralda del mar. El faro, perdido entre rocas esculpidas por el viento y las olas, es el lugar perfecto para concluir este viaje entre la naturaleza, el arte y la gastronomía. .